Foto de portada: Marcha por el XXVIII aniversario de la reconstitución del pueblo Leco de Apolo. Central Indígena del Pueblo Leco.
- Creación de áreas protegidas comunitarias: Se establecieron 1.888 hectáreas de Áreas de Protección Comunitaria mediante acuerdos vinculantes entre la Central Indígena del Pueblo Leco de Apolo (CIPLA) y las comunidades campesinas quechuas San José ubicada en la Serrania de Altuncama y Santa Cruz del Valle Ameno dentro del Parque Nacional Madidi.
- Construcción de tres viveros comunitarios: Los viveros de Pucasucho y San José, con capacidad de 25.000 plantines cada uno, ya están en funcionamiento. El vivero de Santa Cruz del Valle Ameno cuenta con la infraestructura lista para iniciar operaciones. Asimismo, se fortalecieron el vivero municipal de Apolo y el de Aten, este último con una capacidad de 10.000 plantines.
- Árboles plantados para la especie Palkachupa (Phibalura boliviana): En las áreas de reforestación en las comunidades indígenas de Pucasucho, Chirimayo, Inca, Muiri y San José se han plantado aproximadamente 24.722 plantines de especies como Ichucaspi (Alchornea triplinervia), Yuri (Byrsonima crassifolia) y Mapaj (Didymopanax morototoni), entre otros.
- Combate de fuego: Armonía apoyó a comunidades de Apolo en la reducción del riesgo de incendios forestales mediante capacitaciones junto al Gobierno Municipal, Área Natural de Manejo Integrado (ANMI) Madidi, el Pueblo Leco y la Federación de Campesinos.
- Educación ambiental Se trabajó con las unidades educativas de Pucasucho, Inca, Aten, y Santa Cruz del Valle Ameno donde estudiantes y docentes participaron en actividades vinculadas a la reforestación y protección de las Áreas de Conservación.
“Esa ave es especial. Siempre estuvo en nuestra comunidad, y la conocíamos desde pequeños, aunque no sabíamos que se llamaba Palkachupa”, dice Eduardo Cuajera Cordero, dirigente indígena de la comunidad Leco de Chirimayo en Apolo, Bolivia. Para él, como para muchos en su comunidad, la Palkachupa no siempre fue una especie extraordinaria. De niño la conocía como awicha pesco —“ave vieja”, en quechua—, por su mansedumbre. “Cuando éramos pequeños, éramos traviesos y con flecha y piedra queríamos exterminarla. Pero con esa inocencia, sin saber que era un ave muy importante que estaba en nuestra comunidad”.
Todo cambió cuando la Asociación Armonía llegó con una noticia: esa pequeña ave, de cola bifurcada larga y color amarillo y negro, es endémica de Apolo (norte del departamento de La Paz), en Bolivia. Redescubierta en el año 2000, la Palkachupa cotinga (Phibalura boliviana) enfrenta hoy un declive alarmante. Con una población estimada de alrededor de 1900 individuos y una distribución restringida a 1.800 km², su supervivencia depende de un único aliado: las comunidades que comparten su hábitat.
Lee aquí el estudio científico completo con los resultados del censo 2021 – 2022: https://armoniabolivia.org/wp-content/uploads/2025/09/Herzog-et-al-Phibalura-boliviana_03AUG22.pdf
En este contexto, la Palkachupa destaca como una de las aves amenazadas de Bolivia, cuyo hábitat se encuentra en el mapa de las Áreas Clave para la Biodiversidad (KBA por sus siglas en inglés) dentro de un área prioritaria identificada por Conserva Aves, una iniciativa hemisférica que impulsa la creación de 100 o más nuevas áreas protegidas subnacionales. En Bolivia, busca proteger 700,000 hectáreas, incluyendo el hábitat de esta especie amenazada.
En la misma región, también habita el Tangara Inti (Heliothraupis oneilli), una especie descubierta en 2021 y recientemente evaluada por la Asociación Armonía, que propone su reclasificación como Vulnerable en la Lista Roja de la UICN debido a su población reducida y a la pérdida acelerada de su hábitat. La protección de este territorio no contribuye solamente a la conservación de estas especies únicas, sino que también fortalece los esfuerzos por resguardar la extraordinaria biodiversidad de un país que figura entre los 20 más biodiversos del mundo, pero donde una de cada diez especies enfrenta algún grado de riesgo de extinción.
Más detalles sobre esta especie y los resultados de su primer censo: https://armoniabolivia.org/primer-censo-del-tangara-inti-ofrece-nuevas-perspectivas-sobre-el-estado-de-conservacion-de-esta-especie-descubierta-recientemente/
Áreas protegidas comunitarias
En Apolo, la conservación ha dejado de ser una promesa ajena para convertirse en una decisión colectiva. Con el liderazgo de la Central Indígena del Pueblo Leco de Apolo (CIPLA) y la participación de dos comunidades quechuas, San José y Santa Cruz del Valle Ameno, se han declarado más de 1.888 hectáreas como Áreas de Protección Comunitaria. Estas zonas, definidas por sus propios habitantes y reconocidas legalmente dentro de su Plan de Vida del Pueblo Leco de Apolo, —un documento comunitario de planificación integral— protegen hoy casi una cuarta parte del hábitat reproductivo de la especie.
“Ya está reflejado como zonas de protección, áreas de conservación para la Palkachupa”, explica Dionicio Miguel Gutiérrez Cubo, Capitán Grande de la central indígena CIPLA, la máxima autoridad indígena, defensor del territorio y de la autonomía del pueblo leco. “Es un compromiso de todo un territorio. No se trata solamente de contemplarla, sino de aprovechar esta potencialidad que tenemos como parte de nuestros medios de vida”.
Fotos: Instalación del cierre del Área de Conservación de la Palkachupa en la comunidad campesina San José. Remmy Huanca, Armonía.
“La declaración de estas áreas protegidas por las comunidades Leco y comunidades campesinas quechua, junto con Armonía, es esencial para la conservación de la Palkachupa y su hábitat”, dijo Marcelo Tognelli, Oficial de Proyectos Internacionales para American Bird Conservancy, una de las organizaciones que co-lidera la iniciativa Conserva Aves. “Gracias a esta labor, nos acercamos a la meta de 17,890 hectáreas protegidas que necesitamos para la supervivencia de la especie”.
Viveros y restauración del hábitat de la Palkachupa
Como parte del compromiso territorial reflejado en el Plan de Vida, las comunidades han puesto en marcha una ambiciosa campaña de restauración del hábitat de la Palkachupa. En viveros comunitarios de Pucasucho, San José y Aten se han producido 24.722 plantines nativos, que luego fueron distribuidos a distintas comunidades: Chirimayo (3029), Muiri (2680), Pucasucho (7847), San José (5720), Inca (2569) y Aten (2877), acercándose a la meta de 25.000. Las especies seleccionadas —Ichucaspi, Yuri, Mapaj y Pacay, entre otras— cumplen un papel esencial en la conservación del agua y en el fortalecimiento de los medios de vida locales.
La restauración también ha incluido el cercado estratégico de 165.5 hectáreas en las comunidades de Santa Cruz del Valle Ameno, Pucasucho, Chirimayo, San José e Inca utilizando cierres con postes y barreras naturales para evitar la intrusión de ganado y facilitar la regeneración del bosque.
Comunidades enteras cargan los plantines al hombro hasta los sitios de siembra y se organizan en jornadas semanales como en San José, donde “todos los jueves se trabaja en el vivero”, según cuenta Manuel Vidaurre, exsecretario general de la comunidad de San José.
Para Remmy Huanca, técnico de Armonía y autoridad leco de la comunidad Pata Salinas, proteger su territorio significa cuidar las fuentes de agua, mejorar el hábitat de abejas y asegurar los medios de vida. “Es todo un ecosistema el que estamos recuperando”, afirma.
Foto: Reunión en el vivero de la comunidad San José. Margarita Palacios, Armonía.
La amenaza del fuego
Pero en este equilibrio frágil, los incendios forestales se han vuelto una amenaza cada vez más frecuente. Heriberto Ubano, guardaparque del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi, lo ha visto de cerca: “Las áreas más propensas al fuego son justamente los pajonales, el hábitat de la Palkachupa. He visto zonas donde había varios individuos. Al año siguiente, todo estaba arrasado por el fuego”.
La falta de instrumentos de gestión de riesgos deja la primera respuesta en manos de los propios comunarios y guardaparques. Ante esta situación, Armonía ha distribuido equipos, instalado tanques de agua, y con el apoyo del Parque Nacional Madidi se capacitado a 200 soldados y más de 70 personas en control de incendios que son el apoyo del Municipio de Apolo para atender este tipo de desastres en las comunidades. Sin embargo, la amenaza persiste. “Ya estamos iniciando la época seca y es una preocupación para todos nosotros, principalmente nosotros como guardaparques”, confirma Ubano.
Foto de dron: Capacitaciones prácticas en manejo de incendios en comunidades. Heriberto Ubano.
En sus siguientes fases, Armonía tiene como objetivo continuar fortaleciendo la gestión del riesgo de incendios forestales en comunidades indígenas y campesinas del municipio de Apolo, con el fin de proteger el hábitat de la Palkachupa. Para ello, informó la Coordinadora del Programa Palkachupa Sandra Paredes, que se priorizarán acciones de prevención como la implementación de barreras verdes contra incendios, que consisten en el uso de especies vegetales resistentes al fuego como el árbol Yuri (Byrsonima crassifolia), que además provee alimento para esta ave endémica. También afirmó que “se continuará con la capacitación de brigadas comunales, la entrega de equipos adecuados y su formación permanente. El proyecto contempla, además, la promoción de quemas controladas, la restauración ecológica con especies nativas y el monitoreo mediante drones, integrando la conservación del ecosistema con la protección y seguridad de las comunidades locales”.
Conservar la Palkachupa y fortalecer los medios de vida de las comunidades
El fuego pone en riesgo los medios de vida de las comunidades que conviven con ella y que hoy son aliadas fundamentales en su conservación. Conscientes de esta realidad, desde el Programa Palkachupa se ha trabajado para fortalecer economías locales sostenibles que protegen el hábitat y generan alternativas reales para las familias.
Este es el caso de tres asociaciones clave en la región: la Asociación de Productores de Miel Madidi (ASPROMIEL) de apicultores campesinas; Achalao —palabra en idioma leco que significa “riquísimo”— conformada por apicultores lecos; y la Asociación de Productores de Café de Apolo (APCA). Todas ellas han recibido apoyo en diferentes etapas de su cadena productiva, con el objetivo de fortalecer su sostenibilidad y vincular su producción con la conservación.
Achalao reúne a 19 comunidades que gestionan más de 600 colmenas de abejas nativas, con y sin aguijón. Gracias a capacitaciones y a la construcción de un centro de acopio en la comunidad indígena de Chirimayo, 147 personas han mejorado sus condiciones de producción. Por su parte, ASPROMIEL estrenó una nueva imagen corporativa que vincula la miel con el ecosistema de la Palkachupa, reforzando el mensaje de conservación en cada frasco y acercando este producto al mercado.
Fotos: Remmy Huanca técnico de Armonía entrega etiquetas de frascos de miel a José Luis Chavez, presidente de Aspomiel.
Mientras que APCA trabaja con 144 familias de 19 comunidades, entre campesinas e indígenas. En Apolo, se apoyó el rediseño interior de su cafetería para reforzar la identidad del café local, un espacio familiar para habitantes de Apolo y visitantes. En Muiri —una comunidad reconocida por su producción de café de exportación y que ha sido especialmente afectada por los incendios— se entregaron equipos para el procesamiento del café, con el objetivo de consolidar esta producción como fuente principal de ingresos.
Aviturismo, motor de la conservación
Además de los productos locales, se ha impulsado un modelo de aviturismo comunitario, inspirado en experiencias exitosas lideradas por Armonía, como la de la Reserva Natural Comunitaria Frente Roja y la Reserva Natural Barba Azul. Delegaciones de autoridades indígenas y campesinas de Apolo visitaron ambas reservas para conocer de cerca estos modelos. En Frente Roja, el intercambio se centró en la conservación comunitaria y en fortalecer los vínculos entre pueblos comprometidos con la biodiversidad. En Barba Azul, las visitas generaron un compromiso de avanzar hacia un modelo de ganadería sostenible, adaptado a ecosistemas compatibles con el medio ambiente.
“Estamos empezando como un bebé”, dijo Eduardo Cuajera. “Pero en unos años, como un ave que ya tiene plumas, vamos a empezar a volar y mostrar lo maravilloso que tenemos al mundo”.
Foto: Autoridades de organizaciones indígenas y campesinas de Apolo, hogar de la Palkachupa (Phibalura boliviana) y del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure TIPNIS donde habita la Pava Copete de Piedra (Pauxi unicornis) visitaron la Reserva Natural Comunitaria Paraba Frente Roja para conocer el modelo de aviturismo y compartir experiencias de conservación comunitaria. Carol Ballesteros, Armonía.
Identidad, territorio y futuro: el bosque como parte de un sistema de vida
La base de este esfuerzo no es técnica, es filosófica. El Plan de Vida parte de una premisa ancestral: los pueblos indígenas no son sólo usuarios de la naturaleza, son sus “criantes y cuidantes”. “Para nosotros, es muy importante la conservación”, dice el Capitán Dionicio, “pero así mismo lo es el desarrollo, los medios de vida, pues de ahí viene nuestra filosofía: cuidante y criante”.
En Inca, cuando aparece la Palkachupa, les piden a los niños que no corran, no griten. Hasta “al perro hay que agarrar para que no la espante”, cuenta el Capitán Grande. “Porque verla tranquila, posada entre los pajonales altos, es una gran alegría. A veces se las ve en grupo, como aquella vez en Muiri: más de cincuenta, sentadas, como diciendo aquí estoy”.
Foto: Dos Palkachupas posadas en un árbol en la comunidad de Atén. Teodoro Camacho, Armonía.
La Palkachupa vive en la conciencia de quienes la cuidan: comunidades que la reconocen como parte de su casa, de su identidad, de su porvenir. Porque el bosque aquí no se cuida solo; tiene nombres, rostros, memoria.
Como en otras experiencias de conservación a largo plazo —como la de la Paraba Frente Roja—, Armonía reafirma su compromiso de permanecer y construir alianzas basadas en la confianza. Junto al Pueblo Leco y otros actores de Apolo, caminamos hacia un desarrollo sostenible, donde el hábitat seguro de la Palkachupa sea también garantía de vida digna para quienes la protegen.
Este proyecto recibió el respaldo de la iniciativa Conserva Aves, liderada por ABC, Audubon, BirdLife International, Birds Canada, y Red de Fondos Ambientales de Latinoamérica y el Caribe (RedLAC).
Texto: Margarita Palacios, Asociación Armonía.