

El Parque Nacional Tunari juega un rol en la vida de los cochabambinos más importante del que muchos creemos. Esta cordillera hace posible que los habitantes del valle de Cochabamba tengamos agua, pues a sus pies se congregan los acuíferos más importantes de esta zona.
Las características de esta cordillera posibilitaron la instalación de la represa Misicuni, la cual en algún momento se convertirá en la fuente de agua más importante para todas las poblaciones del valle de Cochabamba. Consecuentemente, esta cordillera seguirá jugando un rol importante en la vida de los cochabambinos.
Sin embargo, esta cordillera que también es un área protegida y territorio de numerosas comunidades, necesita de nuestra atención.
La destrucción de la vegetación nativa en sus laderas ha causado el debilitamiento de los suelos de estas laderas. Este debilitamiento de suelos, ha sido uno de los factores más importantes que desencadenaron la catástrofe que ocurrió en la cuenca Taquiña hace un año. Una catástrofe en la que numerosas familias se vieron afectadas, y en la que varias vidas se perdieron.
Cuidemos al parque Nacional Tunari para proteger nuestro futuro. Apoyemos las diferentes iniciativas para restaurar la vegetación nativa en sus laderas. Especialmente importantes son los bosques de Polylepis (Quewiñas o Queñoas) que se encuentran en esta zona.
Estos bosques nativos son el hogar de numerosas especies que no pueden vivir bien en las plantaciones de pinos y eucaliptos, las cuales no son árboles nativos.
Los bosques de Polylepis son el hogar de la Monterita de Cochabamba (Poospiza garleppi), una de las 17 especies de aves endémicas de Bolivia. Esta especie solo viven en Bolivia. Si se extingue en Bolivia, se extingue para siempre.